Una de nuestras peores pesadillas puede ser que nuestro prestador deje de operar o se declare en bancarrota, pero aquí te diremos qué ocurre en estos casos.

Una de las decisiones más importantes en la vida de muchas personas es la de adquirir una propiedad, decisión para la que cientos de familias, parejas o individuos, requieren de préstamos hipotecarios para solventar un gasto de esta magnitud. No obstante, lo último que nos pasa por la cabeza en esos momentos es la idea de que nuestro prestador sufra un impacto que afecte sus propios préstamos.

¿Qué sucede en estas circunstancias?

Es normal que tengamos este tipo de dudas, sobre todo en tiempos como los que vivimos ahora, sin embargo, es muy poco probable que una entidad financiera como un banco o una entidad hipotecaria llegue a quebrar.

Para que tu prestador se declarara en quiebra tendría que presentar una reducción de fondos importantísima respecto a sus pasivos, lo que ya indicaría que no tendría los recursos suficientes para cumplir con sus compromisos. En caso de que esto sucedería así, una posibilidad sería que el propio Estado inyectara dinero a la institución, ya sea en forma de préstamo o ingresando como accionario.

Otra opción de rescate en caso de que la hipotecaria cayera en bancarrota, podría ocurrir cuando el deudor y los afectados realizaran un convenio que evite la quiebra y en caso de no lograrse ningún convenio o si éste se incumpliera, un especialista realizaría la enajenación de la empresa, con cuyo importe se pagarían las obligaciones de la institución.

También podría ocurrir que la entidad prestadora presentara un concurso de acreedores, es decir, se nombraría a administradores concursales que se encargarían de poner a flote la entidad financiera (si fuera posible) mediante  acuerdos con los acreedores esperando que se corrijan los problemas. En este caso, la hipoteca continuaría pagándose sin ningún cambio.

Sin embargo, es muy importante volver a destacar que es bastante improbable que una entidad que se encarga de realizar préstamos hipotecarios caiga en quiebra, pero vamos a ahondar más en el tema de qué ocurriría si tu prestador no tuviera éxito financiero:

Tanto los préstamos como los derechos de administrarlos se compran y se venden constantemente, ya que un administrador de hipotecas se encarga de cobrar los pagos mensuales de su hipoteca, acredita los pagos a su cuenta y se ocupa de administrarla.

Si la hipoteca en cuestión está administrada por una compañía que no está relacionada con el prestador original —y la entidad de préstamo original que le otorgó el préstamo deja de operar— deberá continuar pagando al administrador de la hipoteca en las mismas fechas acordadas.

Por otra parte, si el administrador de la hipoteca se declara en bancarrota, es muy probable que el administrador venda sus activos y transfiera la administración de sus préstamos a otra institución financiera. Por ello, es fundamental que se mantenga al tanto de sus correos electrónicos, llamadas y mensajes para ser notificado en tiempo y forma ante cualquier cambio.

Si su prestador fuera un banco que se declarara en quiebra, se procedería a una liquidación ordenada, los bancos nacionales o internacionales comprarían el banco quebrado y la hipoteca también sería comprada, así que se continuaría con los pagos con otro banco con las mismas condiciones de la hipoteca original.

Así que no se preocupe, si su banco o entidad prestadora quiebra, la deuda hipotecaria continuaría de la misma forma. Procure buscar una hipotecaria que pueda costear y que le ofrezca las mejores facilidades para su caso específico.

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